Entre Kibbutz y Beduinos

"El kibbutz siempre sabe donde estas y lo que haces", me dijo Demien, un aleman de Dresden que esta haciendo un voluntariado por 6 meses. El kibbutz de Sde Boker, fundado en los 50's y considerado uno de los que mas conserva sus ideales comunistas, irrumpe en el desierto de Negev, sur de Israel, y es raro encontrar algun otro pueblo por alli.
Demian trabaja en el inmenso comedor comunitario y lo note atormentado y con la logica sensacion de encierro para quien esta de paso en la comunidad y no nacio alli. Se ocupo de remarcarme las reacciones comunes de casi todos los voluntarios ante eventos minusculos que rompian parcialmente la rutina y me confeso que le trabaja el jardin a unos de sus vecinos a cambio de dinero de verdad, que no existe ni circula dentro de un kibbutz. Siempre hay un mercado negro.

Con ganas de playa y soledad cruce la frontera israeli-egipcia sin sobresaltos y cai en KumKum, un paraiso en Sinai sobre el Mar Rojo.
Tuve el mejor hogar que podia tener: una casita de paja a metros de la orilla con las montanias de Arabia Saudita que brillan cruzando el mar, un nuevo mar.

Sin conciencia del tiempo pase una semana tomando tes aromaticos, comiendo pescado y despuntando el vicio del snorkel(?).
Los beduinos trabajan casi sin descando bajo el sol. Pronto habra un feriado en Israel y esta playa desolada y con chozas vacias, rebalsara de turistas y perdera algo de su magia y sabiduria.
Los beduinos son tribus nomades originadas en Yemen y que se llegaron a expandir hasta Marruecos.  Caminan y habitan el desierto aunque hoy ya no se trasladan tanto por este tema tan posmoderno de los bordes. Aunque son muy hospitalarios y serviciales -codigos del desierto, le llaman-, el turismo y el dinero los prostituye y ya no se ofrece todo con inocencia, sino que andan con relojes, celulares e ideas de hacer paginas de internet para promocionar las campamentos en las playas y las excursiones por los oasis del desierto.

Una semana con pulsaciones bajas y un cierre con una caminata nocturna atravesando el desierto y escalando el Monte Sinai para ver el imponente amanecer desde sus casi 2500 metros de altura.
Dicen los judios, musulmanes y catolicos que sobre este monte Moises recibio de Dios los 10 mandamientos. Ojala haya estado abrigado porque solo cuando el sol se asoma se quiebra al viento y el frio.

De a poco, dejo atras las montanias y el mar y me acerco a la civilizacion.
Trayectos cortos, como puedo y donde puedo.

El Cairo espera.